domingo, 5 de julio de 2009

Humberto Maturana y la educación

El pensamiento de Humberto Maturana tiene grandes implicancias para la educación en cuanto a los fundamentos biológicos del saber y el aprender para expandir nuestra comprensión de lo que ocurre en el proceso educativo y las consecuencias que tiene ese proceso para la vida humana.
Entiéndase educación como la transformación de los niños en su convivencia con los educadores u otros adultos, o sea es un proceso de transformación humana en la convivencia, que ocurre en todos los escenarios relacionales de la vida del niño, tanto en los espacios privados de la familia, como en los espacios públicos de la sociedad, en estos espacios los valores deben ser vividos en todo instante en el proceso educativo, y no ser enseñados como nociones abstractas o acciones independientes. Los valores tienen que ver con el dominio de las emociones, no de la razón, y en particular con el dominio del amor, que es la emoción que hace posible la convivencia social.
El lenguaje ocupa un lugar importante en la formación de nuestras emociones, según Maturana “lo que nos hace humanos”, es decir, no podemos dejar de notar que los seres humanos somos humanos en el lenguaje, nuestras interacciones diarias es mediante el lenguaje, el cual transforma nuestro cuerpo según lo que hacemos con el lenguaje
A medida que el niño aprende a usar el lenguaje, crea con otros diferentes modos de vida, dado los diferentes hechos en los que participa; y llega a ser en su cuerpo según el uso del lenguaje en el cual crece. Como resultado, cuando adulto, crea el mundo que vive como una expansión del mundo que creó cuando niño.
Los seres humanos existimos también en el flujo de nuestras emociones. Cuando distinguimos emociones en la vida diaria, distinguimos diferentes tipos de conductas relacionales, y al fluir de una emoción a otra, cambiamos de ciertas conductas a otras.
Los niños como seres humanos crecen entrelazando lenguaje y emociones, en la conversación con el niño es donde comenzamos a construir un espacio de aprendizaje mutuo, es en la conversación donde el niño transparenta su mundo de intereses, sentimientos necesidades, gustos y experiencias
Los niños llegan a ser según sean las conversaciones en las cuales participan. En el fluir de sus vidas no hay conversaciones triviales. En la medida en que los adultos entendamos esto podremos dar paso a interacciones basadas en el respeto y la colaboración. Cualquier niño que se sienta escuchado se dispone a la creatividad, aprende a escuchar, vive su seguridad consciente de sus límites y fortalezas.
Mientras mayor sea la plasticidad estructural de un organismo, mayor es su capacidad de conducta inteligente en la interacción con otros, generando nuevos ámbitos de acción o expandiendo aquellos que ya existen.
La plasticidad estructural requerida para vivir en el lenguaje es tan enorme que todos los niños, todos los seres humanos, somos igualmente inteligentes o capaces de conducta inteligente. Es la enseñanza la que debe sintonizarse a las distintas maneras en que los niños viven su plasticidad estructural para aprender, conocer, expresar, convivir, etc. Esto significa respetar los ritmos y dinámicas en los que sucede el aprender en los niños, escuchando sus fortalezas, limitantes y potencialidades en cada caso.
Con todo, la conducta inteligente del niño puede tornarse restringida o expandida según el flujo emocional que emerge en su convivencia con sus educadores y sus padres. Así, el temor, la envidia, la rivalidad, restringen su conducta inteligente, porque estrechan el espacio de relaciones en el que el niño se mueve. Sólo el amor expande la inteligencia, al ensanchar el espacio de relaciones en el cual opera el niño, ampliando su ámbito de lo posible.
Los niños son seres que aprenden. Son seres que aprenden tanto en los dominios emocionales como racional. Sin embargo, aprenden y aprenderán a vivir cualquier tipo de vida que les toque vivir. La emocionalidad que los niños viven en su niñez es conservada por ellos como fundamento del espacio psíquico que generarán como adultos. Su niñez es tanto su tesoro como su azote.
No estamos genéticamente predeterminados para ser un tipo u otro de ser humano. Nosotros, los seres humanos, somos seres que aprenden. El tipo de ser humano que llega a ser el niño al crecer, surge como una identidad conservada en los ámbitos humanos en los que vive y convive, sea esto en la casa, el jardín infantil, la escuela, la iglesia, la calle o el gran hogar del mundo en general

2 comentarios:

  1. Pedro. Muy interesante el aportes de maturana especialmente como el lenguaje ayuda a la expresión de las emlas perociones y la trascendencia que tiene personas

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  2. Pedro quedó super bien tu texto! la vivencia del niño, y como este necesita del cuidado emocional no solo en lo escolar, y la construcción mediante el lenguaje...
    voy a arreglar bien la conclusión, y estaríamos listos al parecer!

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